Además su reintegración en el seno de la comisaría de Hollywood depende de su presencia a un trato psiquiátrico destinado a calmar su agresividad.
La encantadora psicológica, Dr Hinijos, conseguirá extraer del subconsciente de Bosh, el drama que le acosa desde hace su niñez: el asesinato, ya irresuelto, de su madre prostituta.
Por supuesto, a pesar de las interdicciones, el inspector va a repetir esta encuesta y a llevarlo a su término.
El paralelo con drama personal vivido por James Ellroy es completamente evidente, y parece bien que Michael Connelly le hubiera querido devolver aquí un homenaje apoyado a su compatriota.
Esta novela es pues una ocasión suplementaria de zambullirse más antes en la psicología torturada (le seríamos a menos) de Harry Bosch y de seguirlo en su introspección, su bajada a los infiernos.
El estilo simple de Connelly todavía hace maravilla. Es con mucha compasión que se acompañamos a nuestro inspector amado en su búsqueda de una mejor vida.
Escuchamos y vivimos esta intriga con mucha atención.